Pol futuru de les cuenques

Historia

Comentario de M. S. Terán a «Sin despidos tampoco hay futuro»

Así es, estamos al final de un proceso iniciado a finales de los 80 y principio de los 90. Si Asturias es un experimento, las Cuencas, y en especial la de Langreo es el laboratorio. En ésta cuenca, políticos del PSOE y en especial algúnos sindicalistas, han preferido la idea de Luis XIV – el estado soy yo- y “el que venga detrás que arree”, olvidandose de todo el legado que sus antepasados pusieron en sus manos y a su disposición. Mejor hubieran aprendido algo de los nativos americanos, que para más inri y/o gloria eran indios – la tierra no la hemos heredado de nuestros padres, se la hemos tomado prestada a nuestros hijos-. El caso es que su política y sus pactos han hipotecado las Cuencas y lo peor de todo el futuro de los jóvenes y la generaciones venideras. Así se destruye todo un capital de trabajo, lucha y dignidad centenarios. Por mucho que quieran borrar huellas y revisar los escritos, la historia los condenará sin duda.

Pero no todo está ya dicho o perdido. Así sucedió en la Cuenca y volverá a suceder. La Cuenca y sus gentes tienen algo especial, un algo que les hace ver lo autentico, y lo autentico no se dice, es y se hace. La Cuenca salió del hambre y de la miseria, con trabajo y lucha y por ello es capaz de identificar lo autentico cuando es.

Todavía hoy, dieciocho años después, se me pone la carne de gallina. Estabamos preparando la caja de resistencia, el cura de Barros se ofreció para que en el pueblo hiciesemos actos populares y una espicha con donaciones. Allí se presentó ella, toda de negro, pelo blanco y recogido en un moño, pendientes negros de azabache, arrugada de haber vivido al aire libre, seguro que hasta podría haber trabajado de carbonera, no se decir la edad pero bien podría tener los 80. En un plato llevaba una tortilla, se acercó y me dijo: ” Toma fiu, traigobos ésta tortillina, vendela pa la caja de resistencia. Yo no puedo dar más, pero ficela pa vosotros, quiero contribuir, yo y el mi hombre sufrimos mucho con la Duro Felguera, ye muy mala, trabayar mucho y cobrar poco. Yera raro el mes que no había algún dia de güelga, había que luchar pol trabayu y pa cobrar da que preste”. Se me encogió el corazón, y aunque lo intenté, no conseguí que se llevase la tortilla. Me quedé pensando que cenaría la paisanina. Nunca he olvidado su testimonio, su lección. Pero por su mirada, fija en mis ojos, supe que nos creía, que sabía que ibamos en serio, que eramos herederos de ese algo que tiene la Cuenca y sus gentes, que lucharíamos de verdad.

Hoy los jóvenes de Duro, Alas, Venturo……….teneis que saber que si luchais de verdad en el presente, conseguireis un futuro que la generación precedente os ha vendido, y que Langreo, la Cuenca y sus gentes reconocerán de inmediato vuestra autentica lucha y que responderá como siempre lo hizo.

No se hay que engañar, un cambio de mentalidad, de todos, es necesario, pero también hay que obligar un cambio drástico de manera de hacer política, así como que el sector financiero arrime el hombro en vez de seguir sangrando a quienes trabajan y soportan todo el daño que nos infringen. Y exigir el compromiso de trabajo industrial impuesto y sellado durante más de cien años.

Hace poco ha habido una especie de debate, en http://elcomentario.tv/ , sobre un aspecto cultural en Langreo -la pinacoteca-. En Langreo hay más cultura, pero una cultura de jóvenes que expresa con rabia el ostracismo impuesto y el futuro negado y vendido. Considero desde hace tiempo que el himno que mejor lo refleja es la canción de Stoned Atmosphere, Patria sin sol. Pero ésta cultura incomoda y preocupa a esos políticos y sindicalistas, por eso no tiene lugar de privilegio.


Sólo un despido – Noviembre 2007

Desde el comienzo de esta nueva etapa del conflicto que Duro Felguera mantiene  desde hace años con los trabajadores de los talleres, hemos recibido numerosos apoyos por parte del pueblo de Langreo, vecinos, amigos, antiguos obreros de la empresa… son muchas las personas que nos han acompañado en nuestras últimas movilizaciones. Esto, lejos de ser una novedad, es ya una tradición entre los langreanos, costumbre que se ha repetido en todas las luchas que los obreros de “la fábrica” han mantenido con la patronal más hipócrita que ha conocido Asturias. Sirva de ejemplo el año 1931 cuando, con motivo de una huelga contra el despido de noventa obreros de Duro, Langreo tomó las calles para exigir a las autoridades justicia, o para imponérsela, según se mire.

En protesta por los despidos, los obreros habían ocupado la fábrica y mantenían encerrados a los directivos en sus despachos. Como preveían la llegada de la Guardia Civil y las tropas del ejército para el desalojo, cada turno preparó la defensa del recinto apostando obreros armados en los lugares estratégicos. El 23 de julio llegan por fin la Guardia Civil y fuerzas militares hasta las inmediaciones de la fábrica. “Se apagan de repente todas las luces. Las entradas a la fábrica semejan bocas de lobo. Dentro, tras las puertas y ventanas y sobre los paredones, acechan los obreros con el arma lista”. Miles de langreanos desbordaron a la Guardia Civil y se situaron a modo de infranqueable muro frente a la tropa. “¡La Guardia Civil y la tropa desalojarán la fábrica, cueste lo que cueste!”. El Gobernador envió desde Oviedo dos compañías de infantería con ametralladoras. Cuando llegan, cientos de mujeres interrumpen el desfile, aíslan a los soldados de los jefes y exigen a la tropa que haga causa común con los obreros en huelga. Los trabajadores se encaran con los directivos de la empresa, si las ametralladoras llegaban a disparar contra el pueblo o contra la fábrica, también ellos perderían la vida. El Gobernador opta por evitar el choque sangriento y ordena a las tropas que se retiren a lugar discreto. “…por fin, al cabo de seis días de lucha emocionante, de choque de fuerza contra fuerza, se llegó a un acuerdo directo entre la Empresa y el Sindicato. Los noventa obreros amenazados de despido quedaron en sus puestos. Se pagaron a todos los huelguistas los seis días de jornal y a los 18.000 mineros los tres días que perdieron por falta de energía eléctrica en los pozos. Ha triunfado ampliamente La Felguera”.

Más recientemente, en 1993, el despido de 232 compañeros volvió a movilizar a los langreanos que tomaron otra vez las calles para exigir justicia, para recordarle a Duro Felguera la responsabilidad que tiene con el pueblo que la vio nacer, con los obreros que la convirtieron en lo que es ahora, los mismos obreros de los que pretende desprenderse sin mirar atrás. Un pueblo que les dedica calles y parques, estatuas, premios… el mismo pueblo que ahora intentan abandonar, vendiendo bien caros los terrenos sobre los que se hicieron ricos.

150 años de difícil convivencia entre obreros y patronos, sería imposible resumir en este texto toda la solidaridad que la clase obrera langreana ha brindado a los trabajadores de Duro Felguera. Caminar por Langreo es un ir y venir de recuerdos gloriosos de la historia de Duro Felguera, nadie entiende este pueblo sin su “fábrica”, todos hemos vivido directa o indirectamente de ella, pero la realidad es que cada día somos menos los langreanos que trabajamos en ella.

El futuro se presenta complicado, no esconden sus intenciones, se van, definitivamente han elegido tirar por la calle del medio con todas las consecuencias. Debemos prepararnos, unirnos para afrontar tiempos difíciles otra vez, no podemos permitir que nos roben lo poco que nos queda.

Hace unos años, las cosas parecían muy diferentes, los talleres de Barros y Felguera Melt tenían trabajo en abundancia y toda una hornada de jóvenes langreanos se incorporaba a la empresa para sustituir a otra generación de obreros que ya habían dejado cuarenta años de sus vidas en los talleres. Tiempos felices sin duda, coches, casas, bodas, planes de futuro y trabajo, mucho trabajo que después resulto ser un engaño. Sólo unos pocos tuvimos la suerte de entrar fijos en la empresa, el resto, un montón de jóvenes metalúrgicos, cayeron de morros en la cruda realidad del resto de la clase obrera, jornadas interminables, sueldos de miseria, individualismo, división… ¿Quién no conoce a uno de estos jóvenes? Durante un tiempo parecía que todo el mundo trabajaba en la Duro pero hoy no, hoy todos damos por hecho que se van de Langreo y es nuestro deber remediarlo, sería dramático perder los escasos puestos de trabajo “digno” que nos quedan. Hoy, volvemos a tener a las fuerzas armadas en la Cuenca intentando imponernos la decisión de la empresa, como siempre, los empresarios junto a los políticos y la policía, y enfrente los obreros. Hoy el gobernador se llama Antonio Trevín, dice ser socialista y obrero, el 10 de Noviembre de 1993 invadió Langreo con 3000 antidisturbios cuando el taller de Barros estaba, otra vez, tomado por los obreros. Los tiempos cambian, pero no tanto. No consiguieron doblegarnos entonces y lo vuelven a intentar ahora que ya dan por cerrado Naval Gijón tras el reciente encarcelamiento y posterior liberación de dos sindicalistas. Está visto que no les tiembla la mano, a nosotros tampoco. Si nos ven débiles, desorientados, no dudarán en dar el carpetazo definitivo a una historia que les resulta incómoda.

Nos sorprende, la actitud de algunas personas que consideran que no se puede armar tanto revuelo por “sólo un despido”, por una sola persona. Esto, es lo mismo que decir que Duro Felguera es sólo una empresa, afirmación propia de aquellos que desconocen este pueblo, esta empresa y los 150 años de historia de amor-odio entre los obreros de la Cuenca del Nalón y Duro Felguera.

Este despido, por la forma en que se ha producido, nos ha devuelto por un tiempo historias de un pasado que creíamos olvidado, un pasado del que tenemos mucho que aprender si queremos plantar cara al expolio. No es sólo un despido, es la posibilidad de que muchas personas pierdan su trabajo, es también una cuestión de orgullo, una empresa que piensa que puede hacer lo que quiera, siempre bien apoyada por los poderes políticos del momento, aunque se llamen socialistas y obreros, aunque se vistan de seda.

Pero, ¿y si sólo fuese un despido?, sin circunstancias añadidas, ¿cambiaría algo la situación?, ¿sería diferente hablar de un obrero de la Duro Felguera a una del ALIMERKA?.

Posiblemente sí y eso nos entristece, la solidaridad entre aquellos que pertenecemos a la clase obrera no debería ser algo extraño, propio de tiempos pasados. Ver a cientos de personas movilizándose para exigir la readmisión de un sólo obrero es una de las cosas más dignas que hemos visto nunca, nos gustaría que el resto de obreros probasen el sabor de la lucha, que tomasen ejemplo, unidad, organización y solidaridad, pilares básicos de un movimiento obrero fuerte, capaz de responder a las agresiones de la patronal. Nos gustaría ver a las trabajadoras del ALIMERKA (y de todas las empresas donde no existe nada que se parezca a los derechos laborales) organizarse, reivindicar al menos una mejora en sus condiciones de explotación, una subida de sus insultantes sueldos. Parece difícil, pero no lo es tanto, y los beneficios de esta unión son incalculables.

¿Qué pasaría si en todas las empresas se afrontasen los despidos como en Duro Felguera?

Huelgas, manifestaciones, barricadas, sabotajes… Podríamos conseguir cualquier cosa que nos propusiésemos. Esta es nuestra mejor arma, se llama solidaridad y la vamos a necesitar, sólo es cuestión de tiempo.

VOLVEREMOS A TOMAR LAS CALLES

Panfleto anónimo – Noviembre 2007



Ni cuatro generaciones de langreanos son suficientes

«Desde un principio, no solo transformó la geografía, dañó el medioambiente y salud de los habitantes, les impuso una nueva manera de pensar y vivir. Ejerció sobre sus obreros un férreo y paternal control, vivían, dormían y comían en el interior de la fábrica. Por aquel entonces presumía de que no existía, ni tan siquiera, atisbo sindical que inquietase su inquisidora rectitud, así se puede leer en sus informes a las Cortes de Cadiz de la época.»

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